Otro yo, otra vida
A lo largo de los años, nunca había tenido una vida caótica, siempre fui bastante simple, una familia funcional, abuelas, abuelos y mascotas en casa. Fui una niña feliz y apoyada por mis padres, cuando los años pasaron y tuve la suficiente madurez muchas actitudes de mamá ya empezaron a molestar y es cuando decidí mudarme de casa y por fin independizarme. No fue para nada fácil, con el carácter que mis padres habían forjado en mi me costó mucho iniciar una vida sola. Madre obstinada, terca, palomilla y padre sereno, condescendiente y sumamente calmado, una mezcla bastante balanceada pero a la hora de renegar había absorbido todo el carácter majadero de mi madre madrileña. A mis cortos 24 años ya vivía en un departamento, con mi mascota, solo éramos ella y yo contra el mundo.
Una noche mientras me disponía relajarme en la tina, me propuse darme un poquito de mimo, lo llene de velas aromáticas, unas pastillas de jabón dentro del agua y encima, una mesita con una copa de vino. Me desnudé y me sumergí en aquella deliciosa agüita tibia, dejando que mi cuerpo se relajara, bebí del líquido tinto y lo saboreé, de inmediato mi mente entró en un trance y recostando la cabeza sobre la bañera, cerré los ojos… de pronto, súbitamente, una energía inexplicable invadió mi cuerpo, y los abrí, me senté con ambos brazos apoyados en la tina, respiré agitada pues sentía mi corazón latir a mil. Los ojos me pesaban y todo parecía ir bastante rápido, como si de una especie de visiones se tratara cerré y abrí mis orbes intentando poder identificar a la persona que mi mente quería reflejar a través de ellos, los cerré, y pude ver con claridad al ex joven que hace unos meses estuvo conmigo dentro de la misma bañera. Sacudí la cabeza incrédula de lo que estaba viendo, ¿Qué era esto? ¿Una ilusión? ¿Una alucinación? ¿Tenía poderes? Mientras de mi boca salía su nombre, intenté concentrarme en las imágenes que mi mente transmitía. Ahí estaba, sentado en el mueble de su sala, con el móvil en la mano, no podía ver con quién se estaba comunicando pero al menos podía mirarle la carita. Me acerqué y rodeé el mueble, me coloqué justo detrás de él, de pronto en un estado de frustración vi como aventaba el móvil y se llevaba ambas manos al rostro, el corazón se me hizo pequeñito, aguanté mis lágrimas y ahogue mi voz. Recargó su cabeza sobre el mueble y automáticamente mis dedos se colaron sobre su oscuro y suave cabello, parecía como si mis manos lo arrullaran, cuando por sorpresa de sus labios escuché un susurro "Alice…" sí, era mi nombre, esa era yo. Los ojos se me llenaron de lágrimas, las cuales tuve que contener porque esa ya no era mi historia, pero me había hecho feliz poder disfrutarlo un poquito más… para cuando abrí los ojos, sentí mis mejillas empapadas, llevé ambas manos y me di un poco de consuelo sollozando, después de haber comprendido el poder que tenía en mi cuerpo y mi mente. Nunca hubiera podido imaginar que aquel poder podría llevarme a verlo una vez más. Espabilé, chocándome con la realidad y enjuague mi rostro, volviendo a retomar las riendas de mi vida.

HanaFubuki.
60 brotes.
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