Soledad...
Esta vez la alarma no me había despertado, por lo contrario, había sido el sonido de una llamada, después de 2 minutos de escuchar el llanto de mi madre, por fin pude colgar, y como si mi cuerpo actuara por sí solo me dirigí a la sala, tomé la correa de Bong-ji y la saqué a dar su paseo matutino, caminé por el parque tratando de contener mi llanto y la conmoción de la noticia que me habían dado hace unos minutos… mientras seguía perdida o quizá en shock, en mis AirPods se podía oír la suave melodía de the 1 de taylor swift. Al llegar a casa, dejé a mi pequeña con su plato de comida y me dirigí rápidamente a la ducha, un buen baño ayudaría a disipar mis pensamientos, me desnude y estando frente al gran espejo, cerré los ojos y pasé mis manos sobre mi cuerpo desnudo, me acaricié con mimo, imaginando como días antes era él quien me tocaba, espabilé y abrí los ojos chocándome con mi nueva realidad. Me adentré a la ducha y abrí el grifo, me refresqué, enjuague mi rostro dejando que el agua tibia cayera sobre él, mientras sentía como mis lagrimas se perdían entre la suave corriente de agua, estando ahí, dentro, por fin podía ser yo misma, abrir mi corazón y llorar, desgarrarme, por fin podía dejar mis caretas, estando bajo la ducha podía llorar sin temor a ser descubierta. Con un llanto ahogado cogi mi rostro y me hice pequeñita en una esquina de la ducha, dejándome por fin sentir el dolor de haber perdido a mi abuela y al amor de mi vida en tan solo cuestión de días. Mil pensamientos cruzaban mi cabeza, pero esta vez solo quería darme un poco de mimo en ese rincón. Todavía incrédula de que no volvería a ver a mi viejita preciosa, que no volvería a sentir el calor de sus cálidas manos acariciando mi rostro, de su aroma y sus consejos con acento madrileño o de sus típicas llamadas todos los domingos. Había sido demasiado inesperado, cuando días antes estaba preparando mis vacaciones para poder ir a verle. 15 minutos después ya me encontraba frente al espejo secándome el cabello y maquillándome para ocultar mis ojos hinchados. ¿Qué me tocaba hacer ahora? ¿En qué momento todo se había derrumbado? ¿Cómo podría afrontarlo? Por primera vez después de años me sentía muy sola. Los días de vacaciones en España se convertirían en días grises sin la mamina y eso, realmente rompía mi corazón, me hubiera encantado que él estuviera aquí y me dijera que todo estaría bien, pero sabía que eso no pasaría, al menos no pronto. Acomodé un poco de ropa básica en la maleta, estaba tan hundida en mis pensamientos que ni si quiera caía en cuenta de lo que estaba llevando.
Me coloque unos vaqueros, un polo negro y una gorra. En otra maletita coloque la ropa de Bong-ji, la tome entre mis brazos y como pulpo salí de casa aventando todo dentro del uber que ya me esperaba rumbo al aeropuerto, rumbo a enfrentarme con una realidad que no quería afrontar. Con el corazón echo pedazos, abracé a mi pequeña, intentado buscar un poco de consuelo, volví a secar una de mis lágrimas y me volví a colocar la careta mientras el avión despegaba con destino a Madrid.

